No hay nada más poderoso que aceptar el presente
Desde su primer encuentro con el yoga, Veva Sánchez encontró mucho más que una práctica física: encontró un refugio, un respiro y una conexión profunda consigo misma.
En esta entrevista, Veva nos guía por su camino de transformación personal. Desde sus inicios como músico hasta convertirse en una destacada profesora de yoga, su historia es un testimonio del poder de esta práctica para sanar, conectar y encontrar propósito.
A lo largo de la entrevista, exploramos temas como la maternidad, el impacto del método bowspring y las lecciones de vida que el yoga le ha enseñado. Descubre cómo el yoga puede ser un camino hacia la aceptación, la presencia y la reconexión con la esencia de quienes somos.
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Tu vida comenzó en el conservatorio de música, un entorno muy exigente. ¿Cómo descubriste el yoga en ese momento y qué significó para ti encontrar esta práctica?
Estudiar música en el conservatorio es algo maravilloso, pero también tremendamente exigente. Es un entorno donde se espera perfección y dedicación. Un día una amiga, que ya practicaba yoga, me animó a probar una clase para liberar tensión y recuerdo que en esa primera clase sentí algo muy especial.
Durante esa hora, por primera vez en mucho tiempo, me sentí tranquila, en paz. Fue un alivio para mi cuerpo y también para mi mente. Ese día el yoga me ofreció algo que no había encontrado en ningún otro lugar: un respiro, un refugio. A partir de ahí, nunca dejé la práctica. Siempre encontré un espacio para la práctica y con el tiempo, su impacto fue creciendo más y más.
El yoga me ofreció algo que no había encontrado en ningún otro lugar: un respiro, un refugio
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¿Qué es lo que te sigue conectando al yoga después de tantos años?
Cada vez que me subo a la esterilla es una experiencia diferente. Porque cada día somos diferentes: nuestro cuerpo cambia y nuestras emociones fluyen de manera distinta. Soy una persona muy emocional y el yoga me da la oportunidad de ordenar todo lo que me rodea. Es un espacio donde puedo permitirme simplemente ser.
Al terminar mi práctica siempre encuentro un cambio de perspectiva, una sensación de calma. A veces no cambia nada externo, pero tú cambias en tu interior. Para mí, esa es la magia del yoga. El yoga es ese respiro que me permite conectar conmigo misma.
El yoga es ese respiro que me permite conectar conmigo misma
¿Cómo han influido tus experiencias personales en tu relación con el yoga?
Siempre he sido muy inquieta, y al mirar atrás, creo que cada mudanza fue una mezcla de huida y búsqueda. Pero lo que el yoga me enseñó con el tiempo es que no hay nada más allá de este momento presente. No se trata de correr detrás de algo o de intentar encontrarlo fuera de ti. Todo lo que buscamos ya está aquí, en este lugar, en este momento.
En esencia, se trata de aceptar y disfrutar lo que ya tenemos. Esa es la lección más grande que me ha dado el yoga.
No se trata de correr detrás de algo, sino de aceptar y disfrutar lo que ya tenemos
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La maternidad también parece haber sido un momento transformador en tu vida. ¿Qué aprendizajes te ha dejado este proceso y cómo ha impactado tu práctica de yoga?
La maternidad es, sin duda, un antes y un después. Ya no vuelves a ser quien eras, y hay un proceso de aprendizaje en el que debes aceptar a esta nueva persona que eres. Durante los primeros meses de crianza, dejé de lado mi práctica física pero el yoga, una vez más, me sostuvo.
Aunque no podía practicar físicamente, encontré formas de conectar conmigo misma. Por ejemplo, sostener a mi hija en brazos se convirtió en un momento de reflexión, de meditación. Podía aprovechar ese tiempo para estar presente, para reflexionar y para encontrar la belleza en ese acto tan sencillo y poderoso.
Sostener a mi hija en brazos se convirtió en un momento de reflexión, de meditación
Hablemos del método Bowspring. ¿Qué te llevó a elegir este enfoque y qué has descubierto en él?
Bowspring es un enfoque diferente al yoga más tradicional. Se centra en las curvas naturales del cuerpo y en su movimiento orgánico. A diferencia de otros estilos, no busca líneas rectas, sino que celebra las curvas y pulsaciones del cuerpo. Por ejemplo, en bowspring se trabaja con la pulsación al inhalar y exhalar, lo que crea una conexión increíble entre tu cuerpo y la energía interna.
Esta práctica no solo reeduca el cuerpo, sino que te recuerda de dónde vienes. Es como volver al principio de lo que eres, a esa biomecánica natural que tenemos desde que nacemos. Más allá de lo físico, el bowspring me enseñó a mirar mi cuerpo con respeto y admiración por su sabiduría. Es algo que me transformó profundamente y por eso sentí la necesidad de enseñarlo y compartirlo con otros.
Bowspring me enseñó a mirar mi cuerpo con respeto y admiración por su sabiduría
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Enseñas yoga tanto en entornos rurales como a niños y adolescentes. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
En los entornos rurales, el yoga es algo completamente diferente. Allí no se trata tanto de la perfección de las posturas, sino de darse un momento para ellos mismos, algo que rara vez se permiten. La mayoría de mis alumnos son mujeres mayores, que han cuidado de todos menos de ellas mismas. Para ellas, las clases de yoga son un respiro, un espacio donde pueden simplemente dedicarse tiempo y cuidarse.
Con los niños, en cambio, todo es descubrimiento. Ellos son las personas más iluminadas que he conocido. Todo les sorprende, todo les parece especial. Enseñarles yoga es recordarles que sus emociones son válidas, que está bien sentir. Es darles ese espacio para expresarse. Y para mí, es un aprendizaje constante. Ellos me enseñan a volver a la curiosidad, a vivir el presente con asombro.
Los niños [...] son las personas más iluminadas que he conocido
¿Qué personas te han inspirado a lo largo de tu trayectoria en yoga? ¿Qué aprendizajes te han dejado y por qué te han inspirado?
Zaira Leal ha sido una de las mayores inspiraciones en yoga. Ella me enseñó que el yoga va mucho más allá de una práctica física; es una herramienta para la introspección, para entendernos y conectar con nuestra esencia.
Sin embargo, mi mayor fuente de inspiración no se limita a unos nombres concretos. De cada persona, de cada clase, siempre puedes aprender algo. Lo importante es recordar que el aprendizaje está en todas partes y no cerrarte a nuevas experiencias. El yoga, al final, es eso: una curiosidad constante, una apertura a dejarte inspirar y a seguir creciendo.
El yoga, al final, es eso: una apertura a dejarte inspirar y a seguir creciendo
¿Si pudieras hablar con la niña que fuiste, con la experiencia que tienes ahora, ¿qué le dirías?
Le diría que equivocarse es sano, que no pasa nada por no hacerlo perfecto. Le diría que no tenga miedo a los errores, que los vea como una oportunidad para avanzar. Y, sobre todo, que sea más amable consigo misma, que se trate con el mismo cariño y paciencia que tendría con alguien a quien ama. Equivocarse no significa fallar, significa evolucionar, y ese es el verdadero camino del aprendizaje.
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A lo largo de esta entrevista, Veva nos ha guiado por su inspirador viaje de transformación personal a través del yoga. Desde su primer encuentro con el yoga hasta su conexión profunda con el método bowspring, su historia nos muestra cómo esta disciplina puede ser mucho más que movimiento: un refugio, un respiro y un espacio de sanación.
Veva nos invita a aceptar el momento presente, a ser amables con nosotros mismos y a ver los errores como oportunidades para crecer. Su capacidad para encontrar belleza en los momentos más simples, como sostener a su hija en brazos o guiar a una clase en un entorno rural, nos recuerda que el yoga no solo transforma el cuerpo, sino también el alma. Con cada reflexión, Veva nos deja una poderosa lección: la conexión que buscamos no está fuera, sino dentro de nosotros mismos. Su experiencia nos anima a vivir con más intención, curiosidad y apertura al aprendizaje.
Gracias, Veva, @vevayoginilife por compartir tu historia y por recordarnos que siempre hay un lugar en la esterilla para reconectar, respirar y redescubrirnos.