Incomodidad y Crecimiento: El camino hacia la transformación con Alessa Akasha
En un mundo donde las distracciones son constantes, encontrar un espacio para reconectar con uno mismo es un desafío cada vez más necesario. Alessa, fundadora de Akasha Yoga, ha dedicado su vida a ofrecer ese espacio sagrado, donde el cuerpo y la mente pueden encontrarse en armonía.
Akasha, cuyo nombre evoca el éter y el espacio, invita a las personas a salir de su zona de confort y a enfrentarse a las incomodidades para continuar en el camino del crecimiento personal. A través de la enseñanza del yoga, Alessa no solo promueve el bienestar físico, sino que también abre un espacio para la reflexión, la transformación y la reconexión con la naturaleza.
En esta entrevista, exploramos su visión única sobre el yoga, su conexión con la sostenibilidad, y cómo sus experiencias personales han moldeado su camino hacia el autoconocimiento. Acompáñanos en esta lectura para descubrir cómo puedes aplicar las técnicas de yoga para tu propio camino de crecimiento.
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¿Qué es Akasha yoga? ¿Qué te llevó a fundar este proyecto de yoga?hat is Akasha Yoga?
Akasha nace bajo una gran ilusión. Aunque me formé en una disciplina científica, siempre estuve conectada con las artes y el movimiento. Como seres humanos, estamos en un camino continuo de autodescubrimiento y hubo un momento en que me pregunté: ¿Qué quiero realmente hacer con mi vida? Y el yoga se convirtió en mi respuesta, despertando en mí el deseo de ser profesora.
Akasha, en sánscrito significa "éter" o "espacio" y representa ese lugar sagrado donde detenerse, conectar con uno mismo y encontrar calma en un mundo que no deja de correr. Akasha es ese espacio donde cada persona puede reconectar con su mente y su cuerpo, celebrando un momento de paz y equilibrio.
Akasha es ese espacio donde cada persona puede reconectar con su mente y su cuerpo, celebrando un momento de paz y equilibrio”
¿Qué esperas que las personas encuentren en Akasha?
Incomodidad. Puede sonar controvertido pero creo firmemente que no se crece desde la comodidad. La práctica del yoga, al igual que la vida, nos desafía, nos saca de nuestra zona de confort. Cuando llegas a la esterilla por primera vez, descubres sensaciones en tu cuerpo que no sabías que existían: molestias, incomodidades, quizá dolor. Y ahí es donde empieza el verdadero trabajo.
Akasha es un espacio donde conectas con tu verdad, pero también con esa incomodidad que te impulsa a crecer. No se trata sólo de tomarte un tiempo para ti, sino de usar ese tiempo para transformarte, para cuestionarte. ¿Hacia dónde voy? ¿Qué decisiones estoy tomando en mi vida? Akasha es ese espacio donde te das permiso de parar, reflexionar y salir de tu zona de confort para evolucionar.
La práctica del yoga, al igual que la vida, nos desafía, nos saca de nuestra zona de confort
¿Cuáles han sido los principales desafíos que has enfrentado en tu camino como profesora de yoga y cómo los has superado?
Los desafíos en el camino han sido muchos y vienen desde el exterior como el interior. Uno de los mayores desafíos ha sido lidiar con la percepción de que el yoga no es una profesión "convencional”.
Quiero decir, es difícil que se le otorgue el mismo reconocimiento que a otras profesiones, como la medicina o el derecho. Pero ser profesor de yoga es mucho más que dar una clase de posturas: es guiar a las personas en su camino hacia el autoconocimiento, la salud física y mental, lo que conlleva un nivel profundo de dedicación y responsabilidad. No solo porque tienes que formarte constantemente, sino porque estás trabajando con la salud y bienestar de las personas. Sin embargo, a menudo te encuentras con la idea de que no eres un “profesional real” y esa percepción puede ser frustrante.
A lo largo del tiempo, también he aprendido que los alumnos vienen y van, y eso no tiene tanto que ver con uno, sino con cómo cada persona afronta su vida y sus prioridades. Aquí es donde tener resiliencia es fundamental, la capacidad de aceptar lo que no podemos cambiar. Es un proceso continuo, lleno de baches, pero también de aprendizaje.
Ser profesor de yoga (...) es guiar a las personas en su camino hacia el autoconocimiento
Sigue a Alessa Akasha en @alessakashayoga
¿Qué prácticas espirituales te ayudan a mantenerte firme en tu camino y qué recomiendas tus alumnos para mantenerse enfocados en sus objetivos?
En mi día a día, hay prácticas espirituales que son innegociables, como la meditación. Medito todos los días porque calma mi mente. A veces, cuando no consigo meditar recurro al pranayama. Las técnicas de respiración me ayudan a enfocarme y a conectar con la presencia antes de la meditación.
También recomiendo el método de respiración de Wim Hof porque te ayuda a hackear el sistema nervioso trabajando con el CO2 y te mantiene más centrado y equilibrado.
¿Qué prácticas recomiendas para mantenernos en el presente y en equilibrio?
Para volver al presente, la respiración es clave. Tomarte un momento para sentarte, preguntarte qué estás sintiendo y de dónde viene esa sensación. Mucho de lo que sentimos está ligado a experiencias pasadas, a veces a la infancia, como el rechazo o la culpabilidad.
Conectar con la naturaleza también es esencial. Mirar el sol, sentir su calor, y agradecer por esos pequeños momentos de conexión. Es importante encontrar pequeños espacios de calma durante el día, como disfrutar un vaso de agua o una comida con plena atención. Todo esto es meditación, es mindfulness. Tomen un tiempo para estar presentes, aunque sea solo unos minutos, y hagan de esos momentos algo innegociable para su bienestar.
Para volver al presente, la respiración es clave
¿Has tenido alguna experiencia espiritual que haya transformado tu perspectiva de la vida?
Mis experiencias espirituales más profundas han venido a través de quiebres, de momentos difíciles. Creo que las verdaderas transformaciones no vienen desde la paz, sino desde la incomodidad, cuando te cuestionas profundamente: ¿Por qué estoy aquí? ¿Para qué vine al mundo?
Son momentos duros donde te rompes, lloras y sufres, pero también encuentras el camino hacia la conciencia. Con el tiempo, entiendes que estas experiencias no son más que aprendizajes, y cuando finalmente logras conectar con la tranquilidad, te das cuenta de lo que realmente importa. La naturaleza, con su abundancia y armonía, es un reflejo de lo que podemos encontrar dentro de nosotros mismos.
Mirar las montañas verdes, sentir esa conexión con el entorno, es un despertar. Es cuando entiendes que esa abundancia exterior también puede existir dentro de ti, y que todos esos momentos difíciles fueron necesarios para llegar a ese estado de conexión y plenitud.
Las verdaderas transformaciones no vienen desde la paz, sino desde la incomodidad”.
¿Cómo han influido estas experiencias difíciles en tu crecimiento personal y en tu práctica de yoga?
Como comentaba antes, el crecimiento real surge del quiebre, de esos momentos difíciles que la vida te presenta una y otra vez. A veces, seguimos reproduciendo las mismas experiencias porque no hemos trabajado lo que necesitamos.
En la práctica del yoga, la clave es trabajar la conciencia y el autoconocimiento. Cuando llegas a la esterilla, no sabes exactamente lo que va a suceder, pero lo que experimentas es conciencia. Esa conciencia empieza desde lo más básico, como tu propio cuerpo y va creciendo hasta conectar con tu respiración.
A veces, ni siquiera sabemos cómo movernos en un espacio tan pequeño como una esterilla. Esa misma limitación se refleja en cómo nos movemos por la vida. Tenemos tantas posibilidades… pero nos encerramos en espacios pequeños, nos sentimos incapaces, atrapados en experiencias negativas.
El verdadero crecimiento ocurre cuando enfrentamos esas situaciones difíciles y nos preguntamos qué podemos cambiar. Y lo más importante es cómo vamos a afrontar esos desafíos la próxima vez que aparezcan, porque seguirán ocurriendo.
En la práctica del yoga, la clave es trabajar la conciencia y el autoconocimiento
¿Cómo intentas transmitir tu experiencia personal y vital a tus alumnos durante tus clases de yoga, y qué esperas que se lleven de esas sesiones?
Lo más importante que quiero que mis alumnos se lleven de cada clase es la sensación de que todo cambia. En la práctica, hay momentos en los que sientes que no puedes más, pero con el siguiente movimiento te das cuenta de que puedes seguir adelante, y que te sientes mejor. Esa es una metáfora de la vida: todo pasa, pero requiere esfuerzo, presencia y conexión con lo que realmente quieres.
Mi objetivo es que, a través de la práctica, experimenten algo distinto, ya sea un pensamiento, una sensación o una nueva perspectiva. Todo lo que he vivido, tanto lo bueno como lo difícil, me ha enseñado que, si no le pones el corazón y la presencia a lo que haces, no habrá cambio. Y eso es lo que intento transmitir en cada clase: que el verdadero crecimiento viene de estar presente y de hacer las cosas de forma diferente.
Si no le pones el corazón y presencia a lo que haces, no habrá cambio
¿Cómo conectas el yoga con la naturaleza y la sostenibilidad?
El yoga, para mí, está completamente conectado con la naturaleza. La práctica del yoga no es solo estar en el mat, es vivir en armonía con el mundo que nos rodea. Desde pequeña, he sentido una gran responsabilidad por el cuidado de la naturaleza y los animales. Cada vez que elijo viajar o comprar algo, intento que sea lo más sostenible posible.
La naturaleza nos da todo, y para mí es esencial conectarme con ella. Ya sea a través del sol, el sonido de los pájaros o el simple acto de respirar aire puro, esos momentos son vitales. Además, creo que como yoguis tenemos la responsabilidad de alzar la voz por aquellos que no tienen voz: los animales, la naturaleza, y también las personas en situaciones vulnerables. No se trata de quedarse en la meditación y desconectar del mundo, sino de ser parte activa del cambio.
Siempre invito a mis alumnos a ser conscientes no solo en el mat, sino también fuera de él. Si vamos a dejar una huella en este planeta, que sea una huella sostenible, una que demuestre respeto y cuidado por la naturaleza. Para mí, el yoga es ese equilibrio, y lo que intento transmitir es que cada pequeña acción cuenta. Alzar la voz no es malo, al contrario, es necesario si queremos hacer del mundo un lugar mejor.
Como yoguis, tenemos la responsabilidad de alzar la voz por aquellos que no tienen voz
¿Qué consejo le darías a alguien que recién empieza en el yoga o en su camino espiritual, y cómo les ayudarías a trabajar su evolución personal?
El yoga no llega a tu vida por casualidad. Si has decidido practicar yoga, es porque en algún punto de tu vida algo te llevó a buscar un cambio. Puede que hayas llegado por curiosidad, pero la práctica es profundamente transformadora. Cada vez que te paras en el mat, ese nivel de conciencia se expande, y eso es muy valioso, especialmente si estás empezando.
Mi consejo es tener paciencia. Al principio el yoga puede resultar incómodo, desde los movimientos más básicos hasta los más avanzados. La incomodidad es parte del proceso. Es importante recordar que lo que experimentas en el mat lo llevarás a tu vida diaria, aunque al inicio no lo entiendas del todo. Respira, conecta con el movimiento, y permite que el yoga te lleve a un lugar más amoroso y resiliente.
Eso si: No te quedes estancado en la comodidad, porque es ahí donde se detiene el crecimiento. El yoga no sólo trabaja el cuerpo físico, también toca lo emocional y lo espiritual. A través del movimiento consciente, te das cuenta de cómo te hablas a ti mismo, de las emociones que tienes atrapadas, y aprendes a gestionarlas.
La resiliencia es clave: aceptar lo que no puedes cambiar y transformar lo que sí puedes en aprendizaje. Así que calma, respira, conecta, transforma y acepta.
Alessa nos invita a explorar el yoga no solo como una práctica física, sino como un espacio de transformación personal y espiritual. Su enfoque profundo y auténtico, en el que el cuerpo, la mente y la naturaleza convergen, nos inspira a salir de nuestra zona de confort y a abrazar la incomodidad como motor de crecimiento.
A través de sus palabras y su enseñanza, nos recuerda que la verdadera evolución surge del equilibrio entre la introspección y la acción consciente, guiándonos hacia un camino más sostenible y conectado con nuestro entorno.
Gracias, Alessa, @alessakashayoga, por tu generosidad y sabiduría, y por mostrarnos cómo el yoga puede ser una herramienta poderosa para vivir con mayor presencia, compasión y respeto hacia nosotros mismos y el planeta.